sábado, 8 de septiembre de 2012

Recuerdos del Futuro



Era un 20 de diciembre de 2002, un año exactamente desde que el país se iba al tacho, en ese momento era mi vida la que se caía porque la había perdido a ella, Lila. Cansado de convivir con su ausencia no tuve mejor idea que ir de sorpresa a la salida de la clase de saxo y esperar a que saliera. Fiel a mi ansiedad llegue veinte minutos antes, le había escrito una carta pidiéndole que vuelva.
La espera fue eterna, pensé en toda la relación, como si fuese una película desde el comienzo hasta el final. Pasaron los veinte minutos más largos de la historia y como no salía no aguante más y toque timbre. Pregunte si estaba ella y el profesor que me conocía me dijo que sí, que estaba bajando.
Cuando apareció estaba hermosa, sus ojos achinados resaltaban, estaba con una pollera y una remera apretada.
Cuando me vio la mirada fue como el hielo, me saludo con un beso en la mejilla y estalló con un grito "te desubicaste, me voy al trabajo". Le dije si la podía acompañar, que le había escrito una carta, solo asintió con la cabeza, estaba histérica.
Nos tomamos el subte, en todo el viaje le pregunte como andaba, la quise acariciar y me corrió la cara como si fuese un extraño. Me asombraba su frio, como se había olvidado de los cuatro años de relación. En el viaje solo se digno a decirme que estaba más flaco.
Llegamos a Congreso de Tucumán y nos paramos en la esquina del cine General Paz, me dijo que se iba a tomar un taxi, le di la carta, le dije que se quedara, nos miramos a los ojos, hubo una pausa, pensé la beso tiré la boca pero me la corrió y levantó la mano para pedir un taxi, eso me mató.
Ya arriba del taxi, le dije que no se vaya desde la ventanilla, me dijo que me olvidara de ella. El taxi arrancó y comencé a correr y le dije que la amaba que era el tipo con el que había salido cuatro años, comenzó a llorar, el taxi aceleró grite "mi teléfono esta en la carta" me miro por el vidrio trasero mientras yo corría el taxi  diciendo que se bajara que mi teléfono estaba en la carta. Más se alejaba más me torturaba, el taxi finalmente aceleró y se perdio entre el trafico.
Me quede llorando sobre la calle cabildo.

Nunca dejo de recordar esa mirada viéndome desde el vidrio trasero de ese taxi.