domingo, 23 de septiembre de 2012

Nunca escupas para arriba

En 1998, cursaba el sexto año de una escuela industrial, tenía una profesora de Física que se llamaba Patricia, no era francamente muy linda, pero era joven y copada. Un día trajo unos libros para compartir con los alumnos en el laboratorio, el que me tocó a mi no recuerdo francamente como se llamaba pero me acuerdo que cuando pase a la primer hoja tenía una dedicatoria que decía así:
"Recuerdo de mi viaje sola a San Bernato, Patricia"
En ese momento cuando leí esa dedicatoria como un adolescente retrasado frene el curso y la leí frente a todos mis compañeros, las risas se multiplicaron y aunque la cara de ella escondía alguna tristeza en sus ojos, la dismuló bastante bien y me sacó del curso.

Hoy 2012, catorce años despues, emprendó mi primer viaje solo a la ciudad de Mendoza, pienso en esa broma que hice hace tiempo y me veo comprando un libro y escribiendo:
"Recuerdo de mi viaje solo a Mendoza, Guillermo"

Viendo las cosas con un poco más de detalle y con el paso de los años, quiero utilizar este post para pedirle disculpas a Patricia por lo acontecido en esa clase y porque me costo catorce años entender que todos en algún comento debemos o necesitamos compartir momentos con nosotros mismos.

Ojalá que donde quiera que estés, estés bien.


Dedicatorias


Era un lunes del año 1989, yo trabajaba en una librería ubicada en pleno centro porteño, para ser exacto estaba a metros de la calle Corrientes y Montevideo. El fin de semana la banda "Virus" liderada por Federico Moura había dado uno de los recitales más importantes de su carrera en el estadio obras sanitarias, yo había estado ahí y por esas cosas que tiene la música mi cabeza se quedó enganchada con la canción juegos incompletos.
Ese lunes al igual que todos los lunes, eran poca la gente que entraba a la librería dado la cantidad de gente venía los fines de semana, era como si las peronas le dieran un descanso a sus ojos para poder volver a ver libros. Pasadas las tres de la tarde, el tiempo se detuvo, estaba tarareando la canción que dije anteriormente cuando levante la mirada y la vi a ella. Era morocha, pelo lacio, labios carnosos y petisita, llevaba un walk-man que le colgaba del pantalón, recuerdo todo su itinerario, entró por la sección de libros de cinco australes, recorrió la sección de policiales y se frenó en la parte de literatura argentina. Mis ojos que la habían seguido por todo el local estaban desorbitados, mi corazón latía sin parar, francamente nunca había visto una chica tan linda. 
Para no prestarle tanta atención acomodé todos los libros que había atrás del mostrador, pero como un voyeur no deje de espiar que movimientos hacía, cuando acomodé el último me levanté y estaba parada frente al mostrador, sonriendo me dijo "tendrás algún libro donde este Poema de Robot?", mi mente como si fuera una computadora contestó "Te gusta Marechal?", ella dijo "es mi autor preferido" no terminó de decir eso que tartamudeando dije casi toda la bibliografía de Marechal casi de memoria, recuerdo que rematé diciendo "mi preferido son los ensayos de cuaderno de navegación", ella sonrió y me dijo "el mío también", no lo podía creer, la chica que había robado mi tarde de lunes, me dice que su autor favorito era también el mío. Acoté "falta que te guste virus y hacemos cartón lleno", me respondió "estuve en obras el sábados", mi corazón parecía una bomba de tiempo, cada vez latía más fuerte, sonriendo le dije que no podía ser que me estaba mintiendo, pero no respondió solo me miró con la cabeza y asintió diciendo que si.
Busqué el libro y le dije que costaba cincuenta australes que era una colección de poemas de Marechal, lo miró pero su expresión cambió, se puso seria y me dijo "no me alcanza la plata", en ese momento pensé es ahora o nunca. Le dije "yo te lo regaló al libro pero con una condición, que vos me regales un libro más barato y le pongas una dedicatoria", riéndose me dijo que le gustaba la idea.
Comenzó a recorrer el lugar, finalmente se detuvo. Agarró un libro que cuando lo veo hoy en mi biblioteca se me pone la piel de gallina. Me miró y me dijo "me decís tu nombre?", le dije "me llamó Milton", ella sacó de un bolso que llevaba cruzado una birome y comenzó a escribir la dedicatoria. Yo por mi parte, le pregunte su nombre y me dijo "Julieta", agarré la birome y comencé a escribir la primer y última dedicatoria que escribiría en mi vida. La misma decía así:
"Julieta, tu entrada a este local fue la alegría que necesitaba este lunes, me encanta que te guste Marechal y Virus, así que te regaló este libro para que nunca me olvides, te dejo mi número por si queres ir a tomar algo algún día o a cemento a ver a Virus, 84-5463, me encantó tu sonrisa, Milton. 
Pd: Nunca dejes de pensar"
Ella terminó de escribir e hicimos el intercambio, me dijo que la dedicatoria la iba a leer en su casa tranquila, yo por mi parte dije lo mismo, mi cabeza era una locomotora sin frenos intentando pensar que había escrito, me saludó con un beso, me agradeció y se fue. No me puse mal, porque tenía mis datos en la dedicatoria, contaba con que me llame y con ver que había me había escrito ella a mi, sería amor, sería gracioso, mi mente recorría diferentes estados.
Terminé el turno, agarré el libro lo metí en mi bolso y me fui directo a mi casa. Al llegar me puse cómodo, me senté en el sillón  y destapé un vino como si fuese una celebración. Saqué el libro del bolso, lo miré por unos segundos, era una versión de Todos los Hombres son mortales de Simone de Beauvoir, fui directo a la primera hoja como si detonara una bomba y leí:
"Milton, me encantó la propuesta de las dedicatorias, te dejo el libro que más le gusta a mi novio Ricardo, Saludos, July"

Nunca llamó, pero aunque parecía una broma del destino esa dedicatoria, eso me enseño a que las dedicatorias no se deben hacer a cualquier persona, sino que debe ser alguien importante en nuestras vidas, amigo, algún amor y no a la primer persona que se nos cruce por la vida. 

Conservo ese libro hasta el día de hoy y lo busco de tanto en tanto en mi biblioteca para recordar el significado de las dedicatorias.


Pd: Ilustra este relano el inolvidable Federico Moura quien escribió en "Juegos Incompleto" "Me divierto, me enloquezco pero siento insatisfacción  esos juegos incompletos me desgastan la imaginación"

jueves, 13 de septiembre de 2012

Tiempo



En una tercera salida con una chica, estábamos caminado por la calle cuando de repente nos agarró un semáforo. Su mano comenzó a rozar la mía como diciendo "puedo agarrarte?", mi mano tocó la punta de sus dedos como diciendo "no se no es prematuro?", su mano comenzó a entrelazar mis dedos como diciéndome "tardaste mucho en responder". Acto seguido estábamos tomados de la mano, nos miramos y nos reímos sin decir nada.

El paso del tiempo es raro porque esos 10 segundos que llevó agarrarse de la mano para mi fueron una eternidad y lo más curioso es que es uno de los recuerdos que llevo atesorado con una hermosa precisión y nunca voy a saber porque....

Palabras de amor

"dejame decirte que despues de ver tu foto de perfil encontre la foto que le faltaba a la definición de belleza en el diccionario"

La sentencia precedente, se la escribí a la persona que no tenía que escribirsela, pero en fin, no quería dejar postearla en el blog porque en el fondo quiero recordar el día que cruce una línea de la cual no puedo volver.

Muñecas Rusas


Recordé todas las chicas que había conocido, con las que me había acostado o las que sólo había deseado… Pensé que eran como muñecas rusas. Te pasas la vida entera jugando a eso. Te mueres por saber cual será la ultima, la más diminuta, oculta dentro de todas las demás. No la puedes agarrar directamente, tienes que evolucionar. Hay que ir abriéndolas una tras otra preguntándote cada vez: ¿será ésta la ultima?


lunes, 10 de septiembre de 2012

Definición de recuerdo



 
 
"Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y  perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz."
 
 
Definición perfecta del maestro Jorge Luis Borges sobre lo que es recordar.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Recuerdos del Futuro



Era un 20 de diciembre de 2002, un año exactamente desde que el país se iba al tacho, en ese momento era mi vida la que se caía porque la había perdido a ella, Lila. Cansado de convivir con su ausencia no tuve mejor idea que ir de sorpresa a la salida de la clase de saxo y esperar a que saliera. Fiel a mi ansiedad llegue veinte minutos antes, le había escrito una carta pidiéndole que vuelva.
La espera fue eterna, pensé en toda la relación, como si fuese una película desde el comienzo hasta el final. Pasaron los veinte minutos más largos de la historia y como no salía no aguante más y toque timbre. Pregunte si estaba ella y el profesor que me conocía me dijo que sí, que estaba bajando.
Cuando apareció estaba hermosa, sus ojos achinados resaltaban, estaba con una pollera y una remera apretada.
Cuando me vio la mirada fue como el hielo, me saludo con un beso en la mejilla y estalló con un grito "te desubicaste, me voy al trabajo". Le dije si la podía acompañar, que le había escrito una carta, solo asintió con la cabeza, estaba histérica.
Nos tomamos el subte, en todo el viaje le pregunte como andaba, la quise acariciar y me corrió la cara como si fuese un extraño. Me asombraba su frio, como se había olvidado de los cuatro años de relación. En el viaje solo se digno a decirme que estaba más flaco.
Llegamos a Congreso de Tucumán y nos paramos en la esquina del cine General Paz, me dijo que se iba a tomar un taxi, le di la carta, le dije que se quedara, nos miramos a los ojos, hubo una pausa, pensé la beso tiré la boca pero me la corrió y levantó la mano para pedir un taxi, eso me mató.
Ya arriba del taxi, le dije que no se vaya desde la ventanilla, me dijo que me olvidara de ella. El taxi arrancó y comencé a correr y le dije que la amaba que era el tipo con el que había salido cuatro años, comenzó a llorar, el taxi aceleró grite "mi teléfono esta en la carta" me miro por el vidrio trasero mientras yo corría el taxi  diciendo que se bajara que mi teléfono estaba en la carta. Más se alejaba más me torturaba, el taxi finalmente aceleró y se perdio entre el trafico.
Me quede llorando sobre la calle cabildo.

Nunca dejo de recordar esa mirada viéndome desde el vidrio trasero de ese taxi.